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sábado, 21 de enero de 2012

LA ORACIÓN Y LOS MANTRAS - EL PADRE NUESTRO, EL "OM".


  •    LA ORACIÓN Y EL MANTRA.
   Hemos visto anteriormente el poder de la palabra, como nuestros decretos verbales producen una energía que irradia hacia aquellos que va dirigida. De la misma manera y en diferentes culturas a lo largo de los tiempos se han establecido ciertas pautas de conformación verbal con un fin más profundo y místico.
   Así aparece la oración, que no es otra cosa que un decreto poderoso que eleva nuestras vibraciones produciendo nuevos estados de consciencia en nuestro ser.
   Es, desde luego, una herramienta fundamental para hacer que allí donde la energía vibracional patente sea de bajo calado, que las mísmas se eleven. Esto produce un  cambio significativo sobre estas energías frías y pesadas del lado oscuro.
   Existen establecidas según que cultura toda suerte de oraciones que han pasado de generación en generación hasta nuestros días. No les voy a indicar cuales son las más o menos indicadas, puesto que a medida que vayan despertando a través de la meditación a nuevos estados de consciencia, serán ustedes mismos quienes percibirán las correctas para la práctica. Es más, según que momento de sus vidas, irán cambiando la percepción sobre las mísmas. Siendo esto indicativo de nuestro ascenso vibracional espiritual.
   Desde luego que la oración es alimento para el espíritu, así como en mayor medida lo es la meditación. Importante es que la oración se practique en la soledad del alma, no es necesario acudir a ningún templo o lugar concreto. Sólo necesitamos ausentarnos en meditación y dirigirnos hacia el Creador que subyace en todo lo creado, especialmente en nuestro interior. Pidamos desde el corazón con fe y todo se dará.
   Como la oración produce un torrente importante de energía, la calidad así como el efecto producido dependerán única y exclusivamente de la fe del que la genere, salvo que haya sido fijada una hoja de ruta insalvable y establecida desde arriba.
   Las energías vibracionales producidas en la oración suelen asociarse a otras del mismo calado vibracional emitidas por otro foco, tomando mayor fuerza y contundencia. Luego cuanto más oremos con una finalidad pura mayor será el efecto vibracional de las mismas.
   Las oraciones en otras culturas orientales reciben el nombre de mantras. Pero lo importante no es el nombre con el que lo definamos, sino la acción mísma.
   Desde mi experiencia, les diré que cuando se generan automatismos en cuanto a la pronunciación de ciertas oraciones o mantras de alguna manera se desvirtúa su poder, y se pierde el sentido mismo de tales acciones.
Cuando emitamos una oración o mantra debemos tener plena consciencia de lo que estamos haciendo y del significado de ello. ¿Acaso no les ocurre a aquellos que las practican que ya lo hacen como un automatismo carente de sentido? ¿cuantas veces son conscientes realmente de aquello que pronuncian? ¿y aquellos que pronuncian mantras en lenguajes ininteligibles sin conocer qué energías están movilizando?:
   Estos tiempos demandan prácticas oratorias más profundas y con conocimiento de aquello que pronunciamos y de la energía resultante de las mismas. Dejemos ya a un lado los automatismos y oremos desde el corazón, y parafraseando al maestro Jesús, que lo que de la boca salga del corazón proceda.

  • EL PADRE NUESTRO.
   Aunque se que lo adecuado en cuanto a la práctica de la oración es no establecer ningún automatismo, he de decir que para aquellos que aún se sientan en la necesidad de hacerlo, existe una oración maestra por encima de las demás. Y es la oración que nos legó el Maestro Jesús para pedir desde lo más profundo de nuestro ser. Vamos a intentar desgranarla para que adquiera sentido y seamos conscientes de las palabras que pronunciamos y del poderoso decreto vibracional que representan.

   "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre y venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy y perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén".


   Ahondemos por partes en su significado:

"Padre nuestro que estás en los cielos...". En este caso nos dirigimos al Padre Creador como "nuestro", de manera que ese decreto nos hermana a todos. Luego afirmamos que está presente en todos los distintos estadios o planos de evolución del ser, esto queda recogido al pronunciar "que estás en los cielos" (ver artículo de cielo e infierno).
"...santificado sea tu nombre...". Aquí nos rendimos ante la magnificencia de nuestro Creador, es decir, damos fe de su existencia.
"...y venga a nosotros tu reino...". Estamos pidiendo al Padre que traiga hasta nosotros las energías vibracionales más elevadas de la creación. Es decir, que establezca la Justicia, el Amor, la Comprensión, la Sabiduría, el Perdón...
"...Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo...". Aquí acatamos una voluntad superior y nos rendimos a los avatares de la vida producto de nuestros karmas y aceptamos que todo está perfectamente orquestado por nuestro Padre.
"...El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy...". Decretamos que no nos falta el alimento tanto para nuestro cuerpo físico como para el espíritu.
"...y perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores...". Esta es para mí la parte más importante de la oración, ya que pedimos perdón por nuestras acciones o karmas y al mismo tiempo perdonamos a todos aquellos que nos hayan hecho algún daño que hubiere generado un karma. Este decreto es puro amor de hermano con hermano.
"...No nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal...". Aquí nos dirigimos al Padre con la finalidad de que nos haga fuertes en la virtud, que nos dote de la fe necesaria para enfrentar las distintas vicisitudes que se nos presenten cada día sin desviarnos del camino medio de la moderación. Además pedimos que no nos abandone a nuestra suerte cuando seres oscuros produzcan afectaciones energéticas en nuestro sistema sutil.
"...Amén.". Esta palabra se corresponde con el idioma arameo que se hablaba en tiempos de Jesús en Judea, y significa "así sea". Por tanto estamos reafirmando todo lo anterior concluyendo con esta afirmación.

   ¿No les parece hermosa esta oración?. Desde luego que la mísma conjuga todo aquello que podamos pedir a nuestro Padre desde el reconocimiento de la Realidad que habita en nosotros y en todo lo creado.
No podía pronunciarse decreto más completo, pues en sí mismo rebosa sabiduría.

Om
  • OM.
   Por otro lado, y haciendo hincapié en los mantras orientales, existe uno que sobremanera se utiliza como iniciación a otros más complejos. Representa la elementalidad del espíritu y su pronunciación hace que todo nuestro ser vibre en consonancia con la Creación. Se trata del archiconocido "OM", donde su pronunciación sería tal que "Ommmmmmmmmmmmmmmmmmm....".
   Este mantra ha de realizarse cuando estemos en meditación y queramos identificarnos con nuestro espíritu. Inspiraremos profundamente y soltemos el aire mientras pronunciamos el mantra, el cual mantendremos hasta expirar completamente. Podemos realizarlo repetidamente, pero siempre tenindo la consciencia en que con él nos reconoceremos como espíritu.


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martes, 17 de enero de 2012

HERMANOS ESPIRITUALES TRABAJADORES DE LA LUZ - SANACIONES.

   Los trabajadores o sanadores de la Luz, y en directa contraposición a los brujos del lado oscuro como ya vimos en el anterior artículo, son la extensión  en este plano de poderes mucho más elevados.
   Son hermanos espirituales que utilizan sus facultades mediúmnicas para que a través suyo fluyan las energías de entidades mucho más elevadas que entran en sintonía con éste. Son canales por los que puede fluir la Luz.
   El trabajo que desempeñan es de capital importancia en estos tiempos que discurren entre la decadencia afectiva y el derrotismo generalizado. Son tiempos donde la oscuridad encuentra para establecerse un caldo de cultivo óptimo. Proliferan por doquier las sectas y las tendencias de muy bajo calado moral. En definitiva, lo que prima es el yo egoísta y arrogante de una civilización que agoniza en la desidia.
   Por todo ello, que ahora aquellos que cuenten con facultades para el trabajo espiritual, deben entregarse en cuerpo y alma a tales fines de limpieza y reequilibrio de los desvíos establecidos.
   La Creación los ha dispuesto para que ayuden a sus hermanos. A aquellos que están encarnados y sufren dolencias condicionadas por afectaciones espirituales o demoníacas.
   En estos casos el hermano espiritual trabaja primero estableciendo un diagnóstico, y si resuelve que hay algún ser entorpecido afectando al individuo, entonces pondrá su atención en éste, y lo conminará a despertar de su engaño. 
   Puede que este ser entorpecido sea víctima (como hemos tratado anteriormente) de vivir en una falsa realidad que le condiciona y mantiene en el error. Siendo así, el hermano intentará razonar con él con todo el amor del mundo para que entienda y comprenda el error en el que vive esclavizado. Acabará tomando consciencia y con ello la luz de la libertad y el paso al otro plano.
   También puede ocurrir que el entorpecido esté demasiado ofuscado y oscurecido como para tomar la luz inmediatamente, con lo que se requerirá de la ayuda de seres de luz, que suelen trabajar con el hermano para disolver tales entorpecimientos. Al tiempo, la oración, así como el trabajo sobre los centros de energía del individuo afectado serán de enorme importancia para el éxito del trabajo.
   Existen casos más complicados, en los que existen demonios asociados al individuo a tratar. La afectación es importante, y requiere de un talento especial para enfrentarla. La fe, así como la determinación del hermano espiritual, permitirán que poderes excelsos obren a través suyo. En determinados casos el trabajo habrá de repetirse hasta que quede disuelto el mal por completo.
   El hermano conoce aconsejado sabiamente por seres elevados del poder de determinadas hierbas, así como de perfumes que suelen resultar desagradables para los pestilentes demonios. Estos métodos absolutamente contrastados en cuanto a su eficacia, y doy fe de ello, los trataremos en el próximo artículo.
   Hemos visto que allá donde opere el mal, siempre tendremos la ayuda de la Luz que por diversos medios se abrirá camino hasta el oprimido. Por esto debemos prodigarnos en el ejercicio de la moderación y el bien común para tener la intuición necesaria para percatarnos de la dirección de tales ayudas.
   El verdadero trabajador de la Luz no se atribuye mérito alguno, puesto que poderes elevados son los que obran a través suyo. Nadie tiene poder por si mísmo, es el Padre el que le faculta para tales menesteres. Así me vienen al recuerdo unas sabias palabras de un hermano espiritual que trabajó toda su vida por amor a los demás, y sin esperar nada a cambio, decía tal que así..."las cosas de Dios ni se compran ni se venden". O también las célebres palabras de Jesús..."dadle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios".
   De todo esto se deduce que hay diversos trabajadores de la Luz, pero no se dejen engañar por aquellos que le pidan un pago a cambio de este tipo de trabajos. Puesto que nunca será atribuíble a su persona el resultado del mísmo. 
   Dios siempre provee a aquellos que prestan su cuerpo y su vida al servicio de la Luz. Hay mucha oscuridad en estos tiempos, y requiere del compromiso de unos pocos para salvar a muchos.
   Es importante que el trabajador espiritual dedique tiempo al ejercicio de la meditación, pues con ello se abonará al equilibrio necesario para enfrentar tales situaciones. De manera que podrá canalizar espíritus de más alto calado y tener así mayor consciencia para tomar determinaciones en los asuntos que se le planteen.
   Como ven el equilibrio es patente en toda la Creación...
   
   
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miércoles, 4 de enero de 2012

REALIDAD ESPIRITUAL



   Muchos de ustedes se han hecho esta pregunta antes, pero la han realizado desde la limitación de la mente, luego no podremos ver más allá de lo que nuestros sentidos físicos nos indican. Entonces necesitaríamos pruebas físicas fehacientes que nuestros sentidos palparan para que nuestra mente las interpretara.

   La mayor parte de las veces no ocurre así, simplemente recibimos ciertos retazos de esa Realidad Espiritual, que nos hacen dudar, pero nuestra mente suele desecharlos por inconsistentes. Y así seguimos el ritmo irrefrenable que nuestro gobernador mental nos establece.

   Existen ciertas personas en el mundo, que cuentan con la habilidad de dejar a un lado los condicionamientos de la mente y adentrarse en nuevas percepciones de lo que nos rodea, y este es mi caso. Como yo hay muchos en el mundo, sólo que muchos de ellos permanecen en el más absoluto anonimato, o pasan desapercibidos, porque para nuestros gobernadores mentales no merecen de atención.

   Sin embargo, los tiempos que se avecinan son proclives para que las conciencias se eleven por encimas de las mentes y la Realidad se haga patente y manifiesta para todos. Puedo decirles que la realidad física que todos damos por supuesta, es simplemente un reflejo grosero de la verdad que subyace en todos nosotros. Para los que tenemos la suerte de ver más allá, contemplamos la vida de otra manera. Ya que la Realidad que contemplo me llena de gozo y esperanza.

    Somos sin duda Espíritus en su manifestación más sutil de la Realidad global de nuestra existencia. Espíritus que no conocen de la vida y de la muerte...Sí, somos eternos...es sólo la parte más grosera de nuestra existencia la que perece una y otra vez, como si de un traje se tratara. Contamos con innumerables vidas físicas con un fin, y que no es otro que nuestra evolución y ascenso espiritual.

   Resumiendo, somos espíritus, que tomamos una existencia física por conveniencia del mísmo, y siempre bajo la supervisión de otros más elevados que nosotros. Cuando esta existencia física llega a su fin, tomamos de nuevo consciencia de nuestra Realidad Espiritual. Hacemos balance de esta vida física y seguimos adelante.

    El alimento de nuestro espíritu es la oración, la meditación y en mayor medida la contemplación. Todos podemos ponerlas en práctica, y así dar alimento a nuestro espíritu para que se manifieste y nos muestre el camino justo y correcto, que puede ir en contraposición con lo que nuestro gobernador mental nos indique.
Deben tener presente que somos espíritu y no mente o carne, puesto que estos son una mera ilusión pasajera que no debe condicionar el reconocimiento de la Verdad Espiritual que somos.

   Oremos para los menos avezados, luego con el tiempo meditemos más en profundidad, en silencio. Para que al final los más avezados en la práctica espiritual realicen una contemplación. Aquí la mente ha quedado ya a un lado, de manera que los pensamientos que nos embargan a diario, tanto pretéritos como futuros queden sin atención, mostrándose entonces el silencio del presente. Es entonces y sólo entonces cuando adquirimos consciencia de la Realidad Espiritual sin pegas ni cortapisas. Habremos vencido entonces al gobernador de La Tierra, que no es otro que la mente.

  Les invito a que pongan en práctica estas indicaciones, porque es tiempo de vivir la Realidad que somos.
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