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lunes, 16 de julio de 2012

EL AMOR DE ESPÍRITU, SÓLO POR AMOR SERÁ SALVO EL HOMBRE





   Queridos hermanos, la paz sea con todos...


   Muchos viven presa de los apegos físicos, emocionales y mentales, y para los tiempos vibratorios que corren para establecerse en este mundo, es necesario un cambio por cuanto el espíritu debe tomar las riendas para magnificar lo excelso por encima de las apariencias.


   Con la reencarnación, el espíritu pierde la conexión con la Realidad, con la Esencia, con la Fuente, de manera, que los apegos van dando forma y estableciendo los condicionamientos que encasillarán nuestra existencia como si de un pájaro enjaulado se tratara. La Vida pasa a ser la vida, y es entonces que nuestra visión se relativiza, de manera que ya no vemos más allá de lo que nuestra mente interpreta.


   ¡Hermanos!, es tiempo de despertar a la Verdad de la vida eterna, del espíritu imperecedero. Es tiempo de Amar, o lo que es lo mismo, de dejar hacer, de brindar libertad para hacer y deshacer, para acertar y errar, para dar la vida y quitarla... El que ama como espíritu no queda sujeto a los apegos físicos, mentales o emocionales de una vida pobre de Realidad como es ésta.


   El que a través de la práctica contemplativa ha despertado a la luz del silencio espiritual, comienza a Amarse y por ende a Amar a todos sus hermanos sin peros en cuanto al mismo. Este Amor es desinteresado y entregado. Y por este Amor que su espíritu se movilizará en consecuencia directa. Toda la Creación evoluciona por este motor que es el Amor.


   Aquel que Ama, entiende, comprende pero no desde una óptica condicionada por la mente, sino porque así se lo dicta su espíritu, así la corriente vibratoria pertinente le imbuye de la Verdad, y la duda no encuentra donde asirse al haber ausencia de pensamientos. Recuerden que el despierto a la Verdad carece de estímulos mentales que le coarten en su obra diaria. Sólo hace aquello que el río de la Vida eterna le empuja a hacer, nada más, esto es todo.


   No se dejen arrastrar por el sentimiento o la emoción que les embarga para someterles. El temor a la pérdida del ser amado les imposibilita a abrir los ojos del entendimiento espiritual. No se jacten de amar desde el corazón, pues este es un amor vacío que tendrá fecha de caducidad en la Tierra. Sea uno con la tendencia vibratoria universal. Sumérjase en esta tendencia y obre en consecuencia.


   El Amor y el amor, parecen lo mismo y no lo son, parecen hermanos y no lo son... El hombre ama y teme perder ese amor, por esta causa sufre y hace sufrir a otros. Sin embargo, el sabio despierto Ama, y de esta suerte se libera de todo y todos, pues entiende el por qué de los actos de aquellos que le rodean, y es entonces que se abandona por el Amor al prójimo, mostrándose misericorde.


   Pero ni siquiera el sabio está completo hasta que no se Ama a sí mismo, pues es entonces cuando el círculo se completa para liberarle de todo condicionamiento humano. La libertad precisa de Amor hacia todo y todos incluyéndonos nosotros mismos en primera y última instancias.


   Sepa que el hombre ama a uno u otro, sin embargo, siempre habrá a uno u otro al que deje de amar por causa de sus condicionamientos mentales o emocionales. Por otro lado, el sabio Ama a todos por igual, incluyéndose a sí mismo.


   Es el momento para Amar desde la libertad que nos brinda la sabiduría del despertar por causa de la meditación contemplativa areactiva. Los tiempos anunciados antaño se presentan ante el hombre para encumbrarle a nuevos y hermosos horizontes de Realidad. La vida da un giro necesario para que el planeta cambie por Amor.


   Recuerda hermano, sólo por Amor será salvo el hombre.
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viernes, 13 de julio de 2012

FALSAS APARIENCIAS, NADA QUEDA OCULTO PARA EL QUE SE ENCUENTRA A SÍ MISMO


   


   La paz sea con todos hermanos...


   Para la inmensa mayoría de ustedes la vida pasa de largo como un torbellino de intensidades y desenfreno donde las injusticias campan con alegría por doquier. Sin embargo, ustedes creen ver pero no ven, creen entender pero no entienden, creen vivir pero no viven.


   La Realidad es bien distinta, pues las apariencias han hecho de la humanidad una certeza que no es tal... una vida que no es tal...¿Y se preguntarán, cual es la Verdad y cómo identificarla entre tanta apariencia?. La respuesta está en la vivencia interior de cada uno, en la entrega, en la contemplación ajena a los sentidos mundanos que los obsecan y confunden sobremanera.


   Para mirar y comprender, primero se debe redirigir la atención hacia el interior para contemplar la Realidad de la vida espiritual. Todos somos parte de un Todo indivisible, y sólo desde el reconocimiento interior seremos capaces de alcanzar la destreza suficiente como para interpretar con rigor aquello que nos rodea, que por otra parte, es un fiel reflejo de nuestra propia naturaleza espiritual.


   Los males que observamos no son tales, las injusticias que despreciamos no son tales. Pues para el que se ha encontrado a sí mismo queda libre de las apariencias vibratorias que confunden el ánimo y perturban la lucidez del espíritu para observar la Verdad.


   La Verdad no es otra que la perfecta consonancia vibratoria entre los distintos sujetos que conforman la Creación, y más allá de todo esto todo carece de importancia por inconsistente. Aprenda a observar desde la quietud que le garantiza la observación como testigo desapegado de todo cuanto aparentemente parece acontecer a su alrededor. La vida no es la Vida. Sólo desde la meditación contemplativa podrá usted encontrarse con su propia Realidad, que es la de todos.


   Nadie está por encima del resto, y aunque las apariencias así se lo transmitan, tenga presente que cuando usted se sumerja en la quietud mental que le brindará la práctica contemplativa de manera asidua, la visión de la vida carnal se disolverá como la niebla con los primeros rayos del Sol.


   El Sabio sólo será tal cuando se encuentre a sí mismo entre la espesura de la vida carnal. La sabiduría brota de la quietud mental que sucede a la práctica contemplativa areactiva. No obstante, el Sabio nunca se reconocerá como tal, sino como uno más entre la inmensidad de la Creación. El Sabio se distingue del sabio en que entiende que la sabiduría no es un bien propio, y que, por tanto, no podrá obtener refrendo por tales conocimientos, ya que los ha obtenido de la Fuente.


   Aprenda  a distinguir entre el Sabio desinteresado y entregado que no busca gloria ni riquezas, y el sabio mundano que aún vive presa del reconocimiento y la gloria de este mundo carnal que no es más que una apariencia. Sea inteligente, y sumérjase en su propio templo interior, ríndase a sí mismo y contemple cuanto acontezca sin esperar nada... sólo observe...no reaccione...deje hacer... sin más...


   Sea de una vez consciente de que todo cuanto ha venido observando a través de los sentidos físicos o de la interpretación mental, no es más que un mundo de apariencias, una vida de apariencias, y es tiempo de despertar a la Realidad. Esa no es la Vida, pues esta es bien distinta. Pero entienda que sólo a través de la libertad que le brindará la práctica contemplativa podrá usted despertar a la Vida eterna.


   Para despertar no necesita más que la atención desinteresada en la práctica de la meditación contemplativa. Observe sin reaccionar, que el resto le será revelado por añadidura. Esta es la Verdad, nada queda oculto para el que se encuentra a sí mismo.
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