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domingo, 20 de enero de 2013

YO SOY TU HERMANO, TE AMO PORQUE ME AMO

Todos somos hermanos, tendámonos la mano...




   En determinados momentos de debilidad, en los que ustedes aún se ven sujetos a las emociones y los pensamientos, se produce, en mayor o menor medida según sea el caso, un quebranto vibratorio a nivel del sistema sutil. Todo esto viene originado indudablemente por un déficit de atención hacia la Realidad del espíritu.

   Todo espíritu que se vea sometido por las necesarias circunstancias de la ilusión carnal sufre por el olvido de su propia Realidad y de la de todos aquellos con los que interactúa. Nada es lo que parece, todo lo perceptible a través de los sentidos físicos e interpretado por la mente obedece a una frustrante irrealidad.

   En tiempos como estos en los que la capacidad intelectual, financiera y atributos físicos marcan la clara diferencia entre el éxito y el fracaso, es cuando el sometimiento del espíritu se hace más notorio y, obviamente, comienzan a producirse cortocircuitos vibratorios en algunos individuos que llegados a cierto estado evolutivo ya no toleran esta absurda tendencia energética por más tiempo.

   Los bloqueos energéticos que se producen en los chakras (centros energéticos) precisan de un despertar de consciencia para poder asumir los mismos desde una óptica más profunda y certera. Es decir, ¿quién no ha oído hablar de chakras o kundalini? y, sin embargo y más allá de colores, cualidades o ubicaciones físicas de los mismos, ¿realmente es consciente de los mismos?.

   Estoy seguro que muchos harán sus cálculos mentales al respecto, o tirarán de memoria para revivir experiencias emotivas al respecto. Pero déjenme que les indique, que los chakras y la energía kundalini que se desenvuelve a través de ellos para catapultarnos a nuevos y más excelsos horizontes de Realidad precisan de un sólido equilibrio emotivo-mental que sustente el proceso.

   Si no hay paz de cuerpo, pero sobre todo de mente, aspectos más profundos de consciencia no nos serán revelados, aunque creamos que así sucede. Es la mente la que suele manipular la Realidad, estableciendo un caldo de cultivo óptimo para el ensanchamiento de los egos.

   La Verdad se halla presta a sernos revelada, y depende únicamente de nosotros el que así sea. Pero no equivoquemos el camino, lo cierto es que en la quietud de la contemplación sentaremos las bases para que así suceda. No obstante, esto debe obedecer a un reflejo natural y espontáneo y no a un dominante decreto de voluntad. 

   Aprendamos a distinguir la voluntad mental de la espontaneidad espiritual: lo uno es rígido y lo otro flexible. Si actuamos con naturalidad, espontaneidad y flexibilidad para con nosotros y para con todo lo que nos rodea estaremos, sin duda, en el Camino del reencuentro. Nada debe mostrarse en estos términos como esquivo o distante.

   Los egos suelen jactarse de su pureza buscando asociaciones con otros que considera a la altura de su supuesto estatus espiritual, de esta manera se establecen grupos cerrados y/o herméticos donde se cultivan aspectos espirituales, pero despreciando al resto de sus hermanos a los que consideran "no a la altura".

   Estas tendencias energéticas son dañinas para el espíritu, puesto que se aisla del resto de sus hermanos y, por consiguiente, de su propia naturaleza, que no es otra que la del amor. Sin duda, el amor es causa, motor y propósito de nuestra creación, donde todos formamos un sincronismo perfecto y manifiesto a los ojos del Sabio que ha despertado para ser consciente de lo preciosa de la Vida.

   No se aislen ustedes de su propia naturaleza, ámense, acéptense e intégrense en el conjunto vibratorio universal. Sepa que ni es más importante ni menos que el resto de sus hermanos encarnados o desencarnandos de este u otros planos más o menos excelsos vibratoriamente. Todos formamos parte de una Creación perfecta y sólo nos resta ser conscientes de ello.

   Sé que se plantean dudas al respecto, pero si por un momento obviaran los pensamientos y las emociones, y se entregaran pacientemente a la práctica contemplativa donde sólo se observara sin juzgarse por hechos futuros o pretéritos y de igual manera hicieran con el resto de nuestros hermanos, entonces las certezas acallarían las inquietudes establecidas por causa de la mente.

   Sólo permítanme que les recuerde que todos somos hermanos, y como tales hemos de comportarnos. Sepa que a ese a quien usted juzga y, en ocasiones, condena, no es otro que su propio hermano que, por otra parte, está perdido y requiere de tiempo para enjugar sus deudas. Pero no nos sintamos culpables si no somos capaces por momentos de ello, pues lo importante es que despertemos para ser conscientes de ello.
 

   
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