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jueves, 16 de febrero de 2012

SÉPTIMO CHAKRA SAHASRARA, EL REENCUENTRO CON LA DIVINIDAD, LA ENTREGA

  • SÉPTIMO CHAKRA SAHASRARA.
   El gozo se atisba ya como una Realidad, y así damos el último paso, aquel que nos conduzca hacia los cielos del entendimiento a través del reconocimiento interior. Muchos han buscado este momento con ahínco, pero sólo unos pocos lo han alcanzado, y lo que es aún más importante, se han inundado de las vibraciones de la Realidad espiritual que subyace en la Creación.

   Este es sin duda el momento de entre los momentos, la búsqueda ha dado paso a la rendición y entrega del iniciado, pues sólo por esta vía se nos abren las puertas de los cielos. Previamente, y en el anterior chakra, Jesús nos daba las consignas necesarias para atravesar la puerta estrecha que el representa en la Creación, que no eran otras que el perdón y la misericordia. Así mismo, llegábamos hasta su presencia pertrechados de las cualidades divinas ya establecidas en nuestro ser, gracias el paso de nuestra Madre kundalini por los distintos chakras o puertas a nuevos estados de consciencia.

   Es importante que sepan que normalmente muchos de ustedes cuentan con retazos de la Realidad en sus distintas manifestaciones vibratorias, que obedecen a los distintos chakras. Estos débiles retazos, inconexos unos de otros, y de difícil interpretación, se deben a que un muy escaso caudal de kundalini asciende hasta estos centros, de manera insuficiente como para que la comprensión de la Realidad sea manifiestamente certera. Con la evolución estos chakras van disolviendo sus bloqueos vibratorios, y permitiendo un mayor flujo de kundalini, lo que redundará en un mayor grado de Realidad en nuestra consciencia.

   Volviendo al séptimo chakra, también denominado como Sahasrara, se sitúa por encima de nuestras cabezas, fuera del alcance del cuerpo físico. Es el chakra de los mil pétalos, o lo que es lo mismo, de las mil Realidades o cielos. Las cualidades que se manifiestan con su apertura energética son el reconocimiento de nuestra propia divinidad "YO SOY EL QUE SOY", y la entrega tal que "HÁGASE TU VOLUNTAD PADRE Y NO LA MÍA".

   En unos primeros instantes, el individuo que se reconoce como divino, al tiempo que manifiesta su total entrega a la causa de la Verdad, comienza a vislumbrar las puertas de la libertad. Poco a poco, y con el aumento del caudal de kundalini, los barrotes de la cárcel del reino de la mente van cediendo ante el poderoso e irrefrenable empuje de nuestra Madre Kundalini. Su fuego arrollador disuelve la maraña de la mente, y la ilusión se torna en Realidad.

   Así, con la totalidad de la energía de nuestra Madre en el último chakra, y con nuestra atención ahí junto a ella, los cielos se abren por un momento, para que una Luz con destellos de grandeza nos inunde. Aquí, Padre, Madre e Hijo (nuestra naturaleza divinizada) se reencuentran, y de esta suerte se funden en Uno. A este momento se le denomina Iluminación espiritual o Nirvana.

   "...cuando Jesús salió del agua, los cielos se abrieron y el espíritu de Dios bajó en forma de paloma. Luego una voz del cielo dijo: este es mi Hijo en quien me complazco..."

   Cierto es que con la divinización de nuestra naturaleza aún encarnada, dejamos de ser el hijo para convertirnos en el Hijo, y como ocurrió con Jesús los cielos se abren para que la Luz de nuestro Padre nos inunde para elevarnos.

   Obviamente, de este punto en adelante, siguen existiendo distintos estadios de evolución. Pues no todo finaliza en este punto, seguimos creciendo hasta distintas Realidades o Cielos. Jamás dejaremos de crecer, es nuestro sino, ya que hemos sido creados para elevarnos y de esta manera arrastrar a otros con nosotros. Lo que sí es cierto es que este momento es crucial para el espíritu que deja ya los pañales de la carne para desplegar el vuelo de la Libertad.

   Un individuo iluminado vive en un gozo continuo, ya ha escapado al dominio del príncipe de este mundo, que no es otro que la mente, y su naturaleza ya no pertenece a este mundo. Por tanto, se rige por leyes que no son propias de este plano, y si es preciso y necesario para un fin mayor, no dudará en traerlas a manifestarse entre nosotros.

   Todos somos iluminados en potencia, antes o después este será sin duda nuestro destino. Depende de nosotros que éste sea antes o después. No perdamos tiempo, y pongamos toda nuestra atención en aquello que realmente la merece, siempre desde el punto de vista del espíritu constructivo.

   El momento en que kundalini logra alcanzar el último chakra Sahasrara, se produce sobre nuestras cabezas como si un manantial de agua brotara, para derramarse desde lo alto por todo nuestro cuerpo. Solo que se trata de vibraciones de altísimo calado procedentes de nuestra Madre, que ahora sí puede arroparnos por completo con su fuego purificador. 

   Para los más avezados, este centro cuando se manifiesta iluminado, se percibe de un color blanco hermosísimo, y produce el efecto de una especie de halo de luz blanca sobre la cabeza del agraciado. De ahí las tan célebres representaciones en las que se observa a Jesús, o a Buda, entre otros, con esa especie de corona de luz sobre su cabeza.

   Este chakra engloba la energía de los 6 restantes, así como los colores de éstos, de tal manera que todos se funden en uno, es decir en Dios y el color blanco respectivamente. Puntualmente, el iluminado puede manifestar predominancia de un color u otros, según sea la necesidad vibratoria del momento.

   No dejemos de meditar con la atención en nuestro interior. Contemplemos sin reaccionar ante los ataques de la mente, que aspira a seguir manteniéndonos en el cautiverio. Permanezcamos en la fe de que lo cierto es que YO SOY EL QUE SOY, y que antes o después la gracia y la dicha de la divinidad nos alcanzará sin esperarla siquiera.

    El que busca encuentra, pero el que se entrega se reencuentra.

   

   

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